Un disco turquesa brillante
Esta vez, la crónica se convierte en un cuento de ciencia ficción. En el centro de la trama está Mirlo, un ser intergaláctico algo torpe, y la presentación del nuevo disco de CARASUEÑO en La Lata de Bombillas.
En Zaragoza, parece que todo puede suceder. Desde la presión política para desmantelar centros culturales y de autogestión, hasta la llegada de un extraño ser con una misión crucial.
La tarea de Mirlo era sencilla, pero él tenía el don de complicar hasta lo más básico. Su torpeza era de sobra conocida entre los altos comandantes, aunque no lo suficiente como para descartar su participación. Además, la verdad era que no quedaba nadie más disponible para el trabajo.
Su nombre real no era Mirlo. Sin embargo, al ser impronunciable para los humanos, alguien decidió asignarle ese alias al azar, inspirado en el pájaro que puede hablar imitando a las personas, para facilitar las cosas durante su estadía en la Tierra.
Mirlo había llegado con coordenadas precisas y una imagen digitalizada del objeto que debía recuperar: un disco plástico de color turquesa, con un brillo nacarado. Este artefacto era indispensable para reactivar una maquinaria compleja y vital. La fotografía que tenía era de un estilo vintage, como llaman ahora a las cosas viejas, y aunque la imagen parecía algo desgastada, era más que suficiente para guiarlo en su búsqueda.
Mirlo recorrió las calles que aparecían en el plano del celuloide hasta encontrar el punto de encuentro. Por suerte ya había bastante gente en la entrada de La Lata de Bombillas y eso lo ayudaba a pasar desapercibido.
Pagó su ticket, pidió algo para beber, y comenzó a absorber ese aire único de los conciertos: una mezcla de charlas animadas, cervezas en mano y la palpable ansiedad de los músicos, que saludaban a los presentes, repasaban la lista de temas y afinaban sus instrumentos.
Alguien le comentó que esa noche CARASUEÑO presentaba su nuevo disco I’ll Be Neon Too. Intrigado, Mirlo giró y lo vio ahí, reposando sobre una mesita de merch. Un disco turquesa con una portada que mostraba el mar. Mirlo nunca había visto el mar, pero lo que veía le pareció hermoso. El vinilo brillaba con un resplandor nacarado, como si estuviera esperándolo. No había duda: era el artefacto que necesitaba para completar su misión. Podría comprarlo en ese momento y marcharse, pero algo lo detuvo. Sentía curiosidad por descubrir qué era eso que los humanos llamaban “música” y, además, quién era ese tal CARASUEÑO, cantautor de Zaragoza.
El show comenzó con «Five Elks», un tema de Big City, la banda que tenía Javi hace unos años. Tras ese arranque nostálgico, Javi cambió de guitarra y, entre comentarios distendidos, dio paso a «Escape the Tiled Room», seguido de «Weirdest Flower». Entre canciones, tomó un sorbo de su brebaje mágico de jengibre, y el espacio se llenó con las notas de «All We Want». Hay algunas pistas que salen de un pedal loop station y de una portaestudio, que se mezclan con su voz y su guitarra potente y certera mientras Luis pasa de la batería al sintetizador, sin dejar de sacar artilugios de percusión constantemente. Es un deleite ver cómo reconstruyeron las canciones para un formato de dúo, logrando que cada tema se sienta fresco y único. Un aire melancólico da lugar a «Genzor», una de las canciones queridas, al menos para mí, del disco, e inmediatamente pasan a tocar «Poland» un tema algo más extenso y experimental que los anteriores. En el repertorio también incluyeron dos canciones nuevas: «Kamilla of the North», que según el propio Javi es una canción sencilla y que me parece cargada de belleza, con el potencial para convertirse en un nuevo hit, y «Now We Wait», que llegó después de «Ex Snowman», donde Luis no toca. Sigue «Empires» que abre el disco y casualmente siguen con «Little one», el tema que lo cierra. Pero ese no fue el final. El público pedía más, y el dúo complació con «Polen», otro clásico de Big City y posiblemente mi preferida de este set de canciones desconocidas para mí. El show, aunque introvertido, fue dinámico y cercano, gracias a la calidez de Javi y la complicidad de Luis, que supieron conectar con los presentes. La impecable calidad del sonido también contribuyó a la experiencia, realzando cada detalle y demostrando que la sencillez puede brillar cuando se ejecuta con pasión y cuidado.
Al finalizar el show, Mirlo estaba tan emocionado que quiso saber más sobre el proyecto. Me tocó el hombro y, tras presentarse de manera torpe pero simpática, me preguntó si conocía a CARASUEÑO. Asentí, y al notar que no entendía lo que buscaba, le di más detalles: le conté que este nuevo disco tenía diez canciones y que había contado con la colaboración de Ignacio Pérez (ex Calavera) en la producción y la masterización en Vacuum Mastering, también en Zaragoza. Además, le mencioné que CARASUEÑO, además de interpretar su propia música, es un productor que ha trabajado con artistas como Calavera, Alondra Bentley, Pablo Estallo y Tulsa. “Es una suerte tener su estudio y su conocimiento en la ciudad”, añadí antes de despedirme.
Con toda la información recopilada, Mirlo se acercó decidido, compró el vinilo de I’ll Be Neon Too, y salió al frío de la noche zaragozana, tarareando la melodía de «Weirdest Flower». Al llegar a la esquina de Francisco Bayeu, activó su pulsera transmutadora, desapareciendo en un destello y regresando a su nave.
Una vez allí, colocó el disco sobre la plataforma destinada a salvar su mundo, pero no ocurrió nada. Lo giró y lo intentó de nuevo. Nada. Aunque el disco era casi idéntico al artefacto que necesitaba, algo no encajaba. Mirlo empezó a sudar; su mundo dependía de este objeto. Desesperado, revisó el plano del celuloide y descubrió el error: había mirado el mapa al revés. El lugar que había visitado no era el indicado.
Para colmo, su pulsera transmutadora sólo permitía dos usos, y ya los había agotado. No podía volver a intentarlo.
Aunque sentía ganas de llorar, no lo hizo. En lugar de eso, algo diferente brotó dentro de él: una alegría extraña, desconocida. Su especie nunca había comprendido el arte, ese lenguaje abstracto de notas, melodías y letras que nos transportan a otros mundos. Mirlo vivía en una sociedad gris centrada en el trabajo, las obligaciones y los deberes, metódica y predecible. Pero esa noche, algo había cambiado. Se relajó, rozando con una uña el disco, y escuchó un leve eco de la melodía que había disfrutado en la Tierra. ¿Era posible que el artefacto conservara la música que había escuchado? Aunque no sabía cómo reproducirla, eso ya no importaba, más tarde lo descubriría, estaba convencido de eso. Ahora que conocía la magia de la música, todo lo demás parecía insignificante.
Posdata sobre CARASUEÑO:
Actualmente, CARASUEÑO comparte el escenario con Luis Azcona, un músico multifacético que también forma parte de Mejor Sordo, un proyecto de música noise. Luis es baterista, percusionista y artista sonoro que combina talento y creatividad tanto en bandas como en solitario.
Para escuchar a CARASUEÑO: