Las cumbias de las catacumbas
Halloween, cumbia experimental, disfraces, bailes y ritmo en la noche zaragozana.
Catacumbias fue el nombre del recital organizado por Espabila, un grupo emergente de Zaragoza dedicado a la producción independiente. La noche contó con la participación de Julián Mayorga, una performance de Alberto Monreal, la percusión de Mario Vidal, David Sánchez, Dani «Chana» Caballero y una sesión de microrrelatos de terror a cargo de quien escribe, todo en el marco de la celebración anual de los muertos.
El escenario, en La Lata de Bombillas, se transformó en un espacio tenebroso: telarañas, ataúdes y figuras de terror decoraban el lugar, mientras el público asistía disfrazado, desde el payaso de It hasta una Mia Wallace con la nariz empolvada y un hilo de sangre. Entre referencias clásicas del cine y la televisión y otras más inusuales, la noche prometía una experiencia única.
Tres fantasmas abrieron el show, mientras una voz en off relataba la tradición colombiana Wayuu de enterrar a sus muertos dos veces. De repente, desde un cajón en el escenario, surgió una figura en posición fetal, cubierta únicamente por unos pañales. Dos personas lo levantaron y lo depositaron entre el público. La voz en off pidió a los asistentes cubrir el cuerpo con leña, para que «resucitara». La audiencia respondió y, al ritmo de los tambores, el «muerto» comenzó a moverse y a bailar. Así iniciaba la performance, un ritual de huesos dirigido por Alberto Monreal, quien logró, a través de una coreografía frenética, que el público comenzara a soltarse. Aunque los asistentes aún se mostraban un poco fríos, la ovación final indicó que el ritual había surtido efecto, y las primeras cumbias colombianas y argentinas sonaban, calentando la atmósfera en espera del plato fuerte de la noche.
Fotografía: Cortesía de Ismael larraz
Julián Mayorga subió al escenario sin pasar desapercibido: llevaba un traje colorido que lo convertía en una especie de ser mítico, con una capa y «cuatro brazos». Comenzó con dos canciones cargadas de sonidos midi y un noise caótico que, aunque distantes de la cumbia psicodélica prometida, captaron la atención del público. Conforme avanzaba el show, Mayorga fue incorporando ritmos que invitaban a moverse, pequeñas introducciones muy divertidas y temas de su repertorio como «La fiesta de transmigración de los Pollos», «Las culebras nos esperaban al salir de misa», «No te comas las blanquísimas mofetas» y «La Niña metafísica», con la que cerró la noche a puro baile y canto colectivo.
Entre las canciones, Julián incluyó temas de su nuevo disco, próximo a lanzarse en noviembre, que promete más títulos largos, reflexiones políticas y sociales, y su característico humor negro e ironía.
Para alguien como yo, que no es fanático de este estilo, el show fue una mezcla de diversión y experimentación. Las canciones, combinadas con las visuales de Marta Orozco, resultaron hipnóticas. Aunque la voz de Julián no está muy afinada —es más bien áspera—, el poder de su lírica y actuación reside en la historia que cuenta, la forma de transitarla mediante ritmos latinos y sonidos midi y en los pequeños monólogos que anteceden cada pieza de este arte sonoro.
Fotografía: Cortesía de Leandro Voz en Principe Encantador, parte de Espabila y productor independiente.
La noche culminó con una selección de cumbias a cargo de miembros de Espabila, asegurando que el ritmo continuara hasta el final.
¿Qué es Espabila?
Espabila es una pequeña productora ideada por cuatro jóvenes que, cuando no están trabajando en sus proyectos, tocando, haciendo sonido, grabando o descansando, organizan eventos artísticos. Desde exposiciones de arte sonoro y pintura, hasta recitales como el de la Cabalgata de Reyes, en el que reúnen a más de 15 proyectos con fines solidarios.
Pueden seguirlos en Instagram para enterarse de sus próximas actividades: @espabila.co
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Textos adicionales
Algunos de mis textos, además de los que publico regularmente en este medio, pueden leerse en: https://emilianomontani.substack.com/
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