
Valira hacen magia en la Sala Wolf de Barcelona
La banda valenciana continuó imparable con su gira de salas, aterrizando el pasado sábado 13 de abril en la Ciudad Condal, donde nos regaló un concierto precioso
Hay noches que, desde el inicio, sabes que terminarán siendo imborrables, que sabes que se quedarán para siempre guardadas en tu mente y alma. Es lo que nos pasa cada vez que hemos visto a Valira en directo. Con esa aura especial y mágica, consiguen transformar y mejorar todo lo que tienen a su alrededor. Así lo vivimos y lo sentimos, el pasado sábado 13 de abril, cuando la banda valenciana aterrizó en la Sala Wolf de Barcelona. Mismo lugar que hace un año, pero en circunstancias diferentes. Con el corazón encogida y varios nuevos singles fuera, la formación liderada por Juan Zanza se despedía temporalmente de los escenarios. Todo sea por pillar aire y darle a su futuro nuevo álbum todo el espacio y amor que se merece.
Puntuales como nadie, saltaron al escenario a las 9 en punto de la noche. Lo hicieron al ritmo de «Un millón de años» y «Rincón salvaje». Dos temas preciosos, con los que poco a poco, nos hicieron entrar en calor, nos hicieron levitar, nos hicieron entrar en «Gravedad» cero. Con la emoción a flor de piel y unas ganas locas de cantar a pleno pulmón, de mostrarnos vulnerables, fuimos testigos de lo rápido que iba pasando el tiempo, mientras buscábamos «Algo invisible» a lo que agarrarnos, a lo que sostenernos. Un «Refugio» que nos llevara de vuelta a casa, pero sin necesidad de salir de la Wolf en ningún momento de la noche. Aunque «El replicante» lo intentara y se mostrara frágil «Frente al latido».
Una suave sensación de «Quiero probar» a ver qué pasa en este sábado de ensueño nos invadió. Volamos a otra dimensión, en la que ningún «Adversario» o «Animal» impidió que siguiéramos allí, emocionados y felices, siguiendo las instrucciones de «El capitán», que bien incidió en el hecho de que «Lo tenemos todo» para ser felices. Aunque un cúmulo de «Pájaros ciegos» nos revolotearan y trataran de asaltar. «Nunca jamás» hubiéramos deseado que llegara el día de «Mañana». Que llegara, sólo hubiera supuesto el inicio de aquella «Guerra Fría» en la que los «Corazones Ambulantes» viajaban sin rumbo fijo.
Para bien o para mal, siempre nos quedará cantar con «Vega». Esa pequeña «Luz errante» que da sentido a nuestra vida y que nos regaló la mejor noche de nuestras vidas. Una de las más emocionantes y sentidas, que jamás olvidaremos. Una noche que se quedará, por y para siempre, guardada en nuestra mente. ¿Alguien más deseando volver como nosotras?