
Existen alianzas inquebrantables. Alianzas que te hacen estallar la mente. Alianzas tan utópicas, que cuando se hacen realidad, cumplen y rompen con todas tus expectativas. Si nos hubieran dicho hace algunos años que Residente, Sílvia Pérez Cruz y Penélope Cruz cantarían juntos, no nos lo creeríamos. Pues ya podemos decir que este sueño está cumplido y que ha adquirido la forma de una canción de poco más de 6 minutos, llamada «313». Un tema que te remueve hasta las entrañas y que, como ya nos pasó con «René», nos ha transformado por dentro. Nos ha dado otra perspectiva del universo y del mundo que habitamos. Se ha clavado directamente en nuestro corazón, no hemos logrado salir ilesas de ella. Aunque tampoco lo esperábamos.
¿Sabéis cuando vais a ver una obra dividida en actos, pero que en el fondo, está tan bien hilada y conectada? Pues con «313» hemos tenido esta sensación. De principio a fin, hemos vibrado con esta canción, de la misma manera que lo hicimos con la función teatral de «La Trena», basada en la obra literaria de Laetita Colombani. Tres personajes, tres relatos, tres voces, tres actos. Pero una historia que termina conectando e hilvalando todos estos fragmentos, haciendo que el resultado sea sencillamente maravilloso.
Y es que cuando se anunció esta magnífica colaboración, lo primero que nos sorprendió fue la aparición de Penélope Cruz que, inicialmente, creíamos que tan sólo actuaría. Pero, ¿qué me decís de ese minuto y medio recitando, y dando paso al resto de pieza? Sobrecogedor desde el primer instante. Lo segundo que nos sorprendió es, ¿Residente y Sílvia Pérez Cruz?, ¿con lo lejanos que son, estilísticamente hablando? Pero nuevamente nos han puesto un puntito en la boca y nos han callado. Porque si algo han demostrado durante tantos años de carrera es que son dos artistas de los pies a la cabeza. Cada uno a su manera, nos han robado el corazón y nos han enamorado.
Por no hablar de este videoclip precioso que acompaña que, lejos de parecer una pieza audiovisual, tiene ese toque cinematográfico más cercano al cortometraje. Una joya dirigida por el cineasta mexicano Pepe Ávila del Pino («Ozark» o «La Casa del Dragón»). ¿Y qué mejor ubicación que La Granja de San Ildefonso (Segovia) para darle este toque tan onírico al vídeo? Todo baila y todo tiene sentido. Todo vibra en sintonía. Todo encandila y cautiva a partes iguales, desde las voces de nuestros tres protagonistas, hasta la coreografía de estos 180 bailarines de la escuela de danza moderna y contemporánea de Iker Carrera (quien fuera el director del programa de televisión, «Fama ¡a bailar!»). Sin duda, la mejor manera de respirar y sentir la magia.