Massacre, la Octava Maravilla

Massacre desató su furia musical en Barcelona con un show que repasó toda su trayectoria, combinando himnos del pasado con nuevos clásicos. Entre pogos, hits y momentos de introspección, la banda argentina demostró su furia sonora

Massacre aterrizó en España, hace unas semanas, para ofrecer una serie de conciertos en diversas ciudades. En cuanto me enteré de la noticia hace unos meses, no lo dudé: compré mis pasajes de tren y comencé la cuenta regresiva para verlos en la sala Wolf, en Barcelona.

Mi compañero en esta aventura fue Dano, un amigo y músico con quien he compartido varios proyectos. Durante el viaje, intentamos contar cuántas veces habíamos visto a Massacre en vivo, pero no fue fácil. Lo que sí tenemos claro es que, si hiciéramos un top cinco de bandas que más vimos, Massacre estaría en esa lista. Es una banda que, sin importar el escenario, lugar o festival, siempre ofrece un sonido sólido y una energía arrolladora en directo.

Para quienes no están familiarizados con Massacre, la banda está integrada actualmente por Wallas en la voz, El Tordo en guitarra, Luciano Bochi en bajo, Fico en guitarra y sintetizadores, y Charly en la batería. En sus inicios, a finales de los 80, se llamaban Massacre Palestina, pero desde principios de los 90 acortaron su nombre. Desde entonces, no han dejado de girar, lanzar 11 discos de estudio, soundtracks, reversiones de otros artistas (como la increíble «Maggie May» de Rod Stewart o «The One I Love» de R.E.M.), y dos discos en vivo: Recuerdos al Futuro y Diferentes Maneras, este último siempre lo recomiendo como puerta de entrada al universo de Massacre.

El show comenzó puntualmente, tanto por parte de la sala como del primer artista en abrir la noche: Lucho al Attaque, ex integrante de Attaque 77, quien presentó un set nostálgico. A pesar de que nunca fui seguidor de Attaque, reconozco la influencia de la banda en el punk argentino. Luciano, al frente de la voz y el bajo, ofreció un repaso por los grandes éxitos de Attaque 77, incluyendo una versión de «Dame fuego» de Sandro y el «Espejo» de Todos Tus Muertos, además, dos reversiones del disco Otras Canciones de Attaque: «El jorobadito» de Los Auténticos Decadentes  y «No me arrepiento de este amor» de Gilda, esta última coreada con fervor por el público. Sonaron hits como «Arrancacorazones», «Western», «Caminando por el microcentro (EDDA)»,  «Espadas y Serpientes», «Donde las águilas se atreven» y «Beatle», que fue también sin duda uno de los puntos más altos del set, y dejaron una sensación de compañerismo punk que fue bien recibida por los nostálgicos. Mi preferida fue «San Fermín», ya que siempre estas canciones a favor de terminar con el maltrato animal me parecen fundamentales y ahora super necesarias. 

Después de algunos ajustes técnicos, llegó el turno de Massacre. El telón volvió a subir, y la banda abrió con una explosión sonora, repasando todos sus discos, excepto Biblia Ovni de 2015. El arranque instrumental de «Resurrección», que cierra su icónico álbum El Mamut de 2007, fue el preludio perfecto para lo que vendría: una avalancha de éxitos. «Te leo al revés», «Te arrepiento» y «Nuevo día» encendieron el pogo desde el primer acorde. La energía del público era imparable, coreando cada verso y saltando sin pausa. Wallas, siempre certero y afinado, no decepcionó, con sus carismáticas introducciones entre canciones. De esta forma continuaron con otros hits como «Plan B: Anhelo de satisfacción» y «Tres paredes»

Entre tema y tema, hubo espacio para la calma. Después de la presentación de la nueva canción «Ella va», incluida en su nuevo material Nueve (2024), llegó «Sofía, la súper vedette», un tema más relajado que permitió a El Tordo tomar protagonismo en la guitarra. En este punto, Wallas soltó una de sus frases: “Muchos dicen que Massacre debería estar prohibida, pero por suerte muchos más dicen que Massacre es la octava maravilla”. Con esto, dieron paso al hit «La Octava Maravilla», y el pogo se retomó con intensidad. Surfearon entre canciones de diferentes discos hasta llegar a «La maquina del tiempo» donde Wallas nombró a músicos de otras bandas que estaban al costado del escenario viendo el show, lo que añadió un toque de intimidad. Este tema, que abre su último álbum Nueve, cuenta con la colaboración de Santiago Motorizado. A continuación, la banda exploró momentos más tranquilos y psicodélicos con canciones como «Divorcio», «Seguro es por mi culpa» y «Mi mami no lo hará», en las que Wallas aprovechó para usar su famosa máscara, transformándose en una auténtica diva escénica, utilizar el theremín o jugar con un muñeco.

Casi una hora de show y, después de ese breve respiro, volvió la energía con «Tanto Amor», otro himno de Ringo (2011). Antes de tocar «La Reina de Marte», Wallas explicó el porqué de sus guantes negros de cuero, lo que añadió un toque teatral al cierre de la primera parte del show.

Tras unos instantes fuera del escenario, la banda regresó para los bises, y en lugar de reservar los hits más obvios para el final, decidieron atacar directamente la nostalgia. Arrancaron con «Armas», del legendario Sol Lucet ómnibus (1992), y siguieron con «Papel floreado» y «Violence». El clímax llegó con «Diferentes maneras», cuando el pogo alcanzó su punto más alto, mientras todos coreábamos: «Por el tubo ya no pasará más agua, ahora es donde pasará la diversión».

Cuando parecía que el show había terminado, El Tordo comenzó a tocar el riff de «You Really Got Me», generando el subidón definitivo para cerrar la noche con broche de oro. Una despedida explosiva para un concierto en el que Massacre demostró, una vez más, que son una locomotora imparable.

Cabe destacar que era mi primera vez en la sala Wolf, y quedé sorprendido por la calidad del sonido. Me atrevería a decir que es una de las mejores veces que he escuchado a Massacre en vivo, muy cercano y muy nítido, lo cual no es poca cosa considerando las múltiples ocasiones que los he visto.

Al final, caminamos por las calles de Barcelona, hablando de las amistades que nacen en recitales como este, recordando las veces que vimos a Massacre, El Mató y Fun People entre otras. La energía y la alegría todavía resonaban dentro de nosotros, mientras nos perdíamos en las sombras de la noche.

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