Ada Moon: «Las mujeres también sabemos producir»

Con estilo propio y letras y ritmos que buscan contar historias y experiencias personales, Aída Madrona Sandoval ha irrumpido en la escena musical pisando fuerte

Con estilo propio y letras y ritmos que buscan contar historias y experiencias personales, Aída Madrona Sandoval, más conocida como Ada Moon, ha irrumpido en la escena musical pisando fuerte con su talento, buen rollo y carisma. Originaria de Orihuela, esta mujer renacentista (canta, toca, produce, escribe, pinta…) promete agitar el panorama musical con su fuerza y sus ganas.

En esta entrevista te contamos más sobre sus inicios, experiencias, inspiraciones y los proyectos que tiene en mente para seguir conquistando oídos.

¡No le pierdas la pista! Hazme caso, que soy un poco bruja.

¿De dónde crees que surge la semilla de tu amor por la música?

Mi música es el resultado de mezclar muchas disciplinas que parece que no tienen nada que ver, en principio, pero que luego convergen en una sola. Tengo muy claro que viene por parte de mi abuela, que era cuentacuentos y poetisa. En casa de mi madre siempre ha habido mucha música, mi tío era bailaor flamenco, el padre de mi abuela era guitarrista de flamenco… Mi abuela me enseñó la poesía de la generación del 27 de un modo teatralizado y desde pequeña he tenido fascinación por la literatura.

Cuando era adolescente eso me vino muy bien para empezar a escribir, me molaba rimar. Eso sumado a que, en ese momento, en Orihuela se vivía mucho el movimiento hip hop. Teníamos un local donde la gente bailaba, pintaba… y yo rapeaba. Con 12 o 13 años empecé a aprovechar los textos que escribía en casa para rapear por diversión. Siempre me ha gustado rapear y nunca he sido tanto de cantar, pegar cuatro berridos en el coche o la ducha pero nada más.

Imagen cedida por la artista

Tu primer single fue «21 gramos», ¿cómo fue abarcar todo el proceso de creación en soledad?

Cuando empecé a trastear con la guitarra y el piano, al año, me regalaron una tableta de Apple que llevaba el GarageBand y empecé

a hacer pequeñas producciones. Cuando empecé a trabajar en Murcia, el primer sueldo que gané me lo gasté entero y me monté un home studio profesional en casa y empecé a producir. Dejé la guitarra un poco de lado y me sumergí en el mundo de la producción musical, aprendí a hacer beats y me compré un teclado MIDI de piano para componerlo todo yo. Hay productores que lo trabajan todo a través del sample que meten trozos de canciones ya hechas, pero yo todo lo que meto lo compongo y lo produzco yo misma.

Cuando compuse «21 gramos» la dejé guardada y al cabo de un año pensé… ¿Y si la publico? No tenía ningún afán de publicar ni de hacer conciertos, ni nada, yo estaba enfocada en componer y disfrutar de ese proceso. Pero al final la publiqué en Instagram y la acogida fue muy muy buena. Y a raíz de ahí, Raimundo Amador se puso en contacto conmigo.

¿Cómo surgió la idea de grabar con Raimundo Amador?

Empezamos a hablar y nos dimos los teléfonos. En esa época, yo vivía en una autocaravana con mi novio y nos tirábamos horas hablando con él, con el manos libre, nos contaba historias de BB King, de Pata Negra, de Camarón… Él es una persona maravillosa y desde el primer momento me dijo «me encantaría grabar algo contigo» y yo le respondí… «Me encantaría a mí». La colaboración se quedó en el aire, pero nos mantuvimos en contacto y yo le dije… «Cuando tenga algo que sepa que es pa’ ti yo te lo diré». Y pasó un año, pero llegó.

Y así surgió «En mi Solea».

Sí, la base la hizo un amigo de Alicante que se llama Neim. Suelo componer yo mis instrumentales, pero tenía mucho trabajo y hablé con mi amigo, me pasó bases y conecté con la que era «En mi Soleá», que en ese momento era otra cosa y pensé: «este es el tema con Raimundo». A raíz de eso yo hice la melodía, la letra, las voces y Raimundo compuso la guitarra. Luego grabamos el videoclip, que también dirigí yo.

Imagen cedida por la artista

Tu nuevo single «Mal Agüero», habla sobre las cargas transgeneracionales, ¿qué puedes contarnos sobre eso? 

La canción realmente es como si hablaran todas las mujeres de mi familia. Era como escribir una historia que ya estaba escrita. O sea, era ponerle melodía y ordenarla un poco. Habla del drama que vivimos al considerar que tenemos que cargar con cosas a nivel emocional que no son nuestras. De madres, abuelas e hijas con respecto al rol familiar, al rol femenino, a las cosas que parece que no podemos cambiar porque parece que hay una ley inquebrantable, ¿no? Como emocional también, de traición. En mi caso, por ejemplo, tanto mi abuela como mi madre han sido mujeres muy transgresoras, aunque yo no siento que haya tenido una presión por parte de ellas. Pero sí que cada una de ellas ha superado una serie de situaciones que se reflejan en la canción. Hay una mezcla de las tres generaciones y de vivencias.

¿Estás trabajando en hacer un álbum? ¿Qué podrías contarnos de eso? 

El año pasado me puse a trabajar en un álbum, «Mystic Soul», pero soy muy cambiante y una persona libre, no tengo detrás ninguna distribuidora, ninguna productora… nada.

Entonces de repente sentí que «Mystic Soul» tenía que ser un proyecto de canciones sueltas y no un álbum, así que me lo guardo para ir soltándolo en temas sueltos. Al margen de eso, he querido abarcar un proyecto más pequeño, un EP que se llama «Animal», que lo quiero publicar a final de este año o principios del que viene, porque dependerá un poco de los tiempos. Es un proyecto más pequeño, pero más consolidado, que pone un poco en valor mis principios musicales con todo lo que he aprendido a nivel de producción estos últimos años.

En cuanto a producción, ¿tu aprendizaje ha sido también de forma autodidacta o has tenido algún tipo de formación?

Pues no, he aprendido sola y también de la gente de mi entorno, pero nadie me ha dado ninguna clase magistral de producción. He aprendido improvisando, esto no va, esto sí y así. Creo que existe el estigma de que las mujeres no podemos ser productoras, que solo podemos ser intérpretes y punto.

¿Has notado eso en algún momento de tu carrera?

Sí, muchísimo. De hecho, hasta lo veo en afirmaciones que en principio serían positivas como «¿Pero todo esto lo has hecho tú sola?». Que lo entiendo, pero tenemos muy interiorizado que detrás de una cantante siempre hay un productor que suele ser un hombre. Entonces, claro, el hecho de abarcar todo un proyecto a nivel de maquinaria, instrumentos, parece que ya no es cosa de mujeres.

Y de verdad que sí que lo veo. Yo no quiero estar en esa lucha, pero al final tienes que estar, aunque no quieras, porque es lo que estás viviendo. A nivel de producción me ha pasado, incluso llegar a un estudio de puta madre, en plan estilo californiano, todos los tíos con la gorra para al lado y que no saben poner ni un acorde. Te lo digo en serio. Es impresionante, de verdad.

Y seguro que decirte a ti: «Guapa, mira, este botoncito de aquí es para…»

Sí, sí, ir a un estudio a producir un tema y acabar yo investigando cómo hacerlo y al final decir, bueno, me voy porque no dais ni una.

Y otras cosas del estilo. El año pasado tuve dos reuniones importantes a nivel industria musical. En una de ellas, no les encajaba por mi edad, porque era una mujer en edad de ser madre. Me lo dijeron tal cual «Aunque tú no quieras, estás en la edad, no podemos apostar por una persona que, de repente, tiene que hacer de madre».

Me han visto por Instagram, les gusta lo que hago, me hacen ir a Madrid y lo primero que me preguntan es qué edad tengo. ¿Qué tiene que ver? Haberme preguntado por teléfono.

Era de booking, que no me ataba a nada, simplemente moverme mucho más a nivel de conciertos, una oportunidad enorme, porque al final yo no puedo gestionar muchas cosas y, no puedo hacer más música por el bloqueo del dinero.

Pero parece que solo quieren a chavalitas de 15 años, como si no existiese diversidad en el mundo.

Imagen cedida por la artista

Vamos a acabar con algo menos triste… ¿Qué quieres expresar a través de tu música? 

Utilizo la música como una forma de gestionar mis emociones y de transformar todo lo que vivo. Como una forma de apostar por mis propios valores y por conceptos tanto espirituales como terrenales. Al final, la música es la excusa perfecta, parece que poniéndole música a las cosas ni son tan dramáticas ni son tan feas. Tienes esa oportunidad de contar un drama y que sea bonito, de emocionar. Esa para mí es la magia de la música, lo que me ha enganchado. Los grandes artistas son los que saben contar muy buenas historias, también los músicos.

Y a raíz de eso, ¿crees que tienes algún tema fetiche o algún mensaje recurrente que se repita en tus temas? 

Todos mis temas tienen un concepto. Siempre hay una frase que es la principal, que le da el punch, como un lema, pero luego el resto de la canción es abstracto y siempre tira hacia el cambio, la búsqueda personal. Lo veo como un intento, siempre a través de la escritura, de buscar mi recorrido como ser humano. Ese es mi tema. Creo que me ha pasado desde adolescente, escribir un poco por la angustia existencial. Me gustaba mucho la escritura gótica y la novela negra, Edgar Allan Poe y ese romanticismo por la muerte. La lluvia y los días de soledad, me parecen muy inspiradores.

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