Sen Senra enamora a todo el Sant Jordi Club de Barcelona
El artista gallego se presentó el pasado sábado 3 de febrero en el marco del Cruïlla Hivern, con un directo precioso, único, atronador e íntimo a partes iguales
Tratar de recordar el momento exacto en el que Sen Senra entró a nuestras vidas es algo complejo. Todo se torna difuso y no logramos pensar en ese preciso instante. De lo que sí que estamos completamente seguras es de que, desde el momento en el que lo hizo, ya no hubo vuelta atrás. Caímos como nunca antes habíamos hecho con ningún otro artista. Desde entonces, «Uno de eses gatos», muy especialmente, se ha repetido en nuestra mente como si de un mantra se tratara. Desde entonces, sólo podíamos pensar en verlo en directo. Una premisa que, al fin, pudo llevarse a cabo el pasado 3 de febrero en el Sant Jordi Club de Barcelona, aprovechando el marco del Cruïlla Hivern. Ésa fue nuestra verdadera misa y no la de los domingos. El dios al que le rezamos, el compositor al que seguimos, el artista que todo lo puede.
Con la emoción y los nervios de quien parece que no ha ido a un concierto en toda su vida, nos plantamos allí puntuales. Aunque, como en cierto modo esperábamos, él se hizo esperar unos diez minutos. En un recinto abarrotado de gente y con una puesta en escena que apuntaba maneras, aunque estaba repleta de matices. Desde esa pasarela que sobresalía del escenario y se metía en el público, hasta la sencillez de la tarima en la que apenas había elementos colocados, pasando por la pantalla gigante que pretendía abastecer a todo el Sant Jordi.
Pero hemos de decir que absolutamente todo mereció la pena. Porque nadie como Sen Senra para jugar con el intimismo y la conexión con su público. El mismo que, al inicio, lo meció y acompañó cantando cuando él se sentó en el borde del escenario para recrear esa aura única, pero que enseguida se vino arriba en cuanto empezaron a sonar los primeros acordes de «No quiero ser un cantante» (pero termina siendo una de las grandes voces de la escena urbana). Por no hablar de lo consciente que fue el gallego de la tierra en la que se encontraba actuando, al sorprender a todos los presentes con la camiseta del Barça y el dorsal de Alexia Putellas. Una prenda de ropa que, hasta el momento, había camuflado bajo una chaqueta de cuero. Y es que sí, no nos olvidemos que los conciertos no sólo son música. Los conciertos también son espectáculo, magia y tienen un punto muy importante de saber – y querer – entender a tus seguidores, las cosas como son.
En total, fueron cerca de dos horas de concierto que se vivieron como una montaña rusa de emociones real. En la que viajamos desde los pasajes más íntimos y acústicos, acompañado por su «wacho» Sebastián al piano, especialmente en «Sin excusas»; hasta la euforia máxima de «1000canciones», «Uno de eses gatos» o «Me debes esto». Por supuesto, tampoco faltaron los necesarios alegatos en defensa de la libertad y de la llegada de un mundo más hermoso, especialmente para la generación que nos sucede. ¿Por qué no intentarlo si así lo hicieron con nosotros?
Lo cierto es que vivimos ese directo como uno de los más sobrecogedores que hemos vivido hasta el momento. Por la sensibilidad y sencillez que sólo Sen Senra sabe transmitir. Y es que, a fin de cuentas, tal y como él mismo reconoció ante un Sant Jordi Club hasta los topes, «la intuición y la intención me colocaron aquí». Pues benditas intuición e intención, ¿verdad?