Rodrigo Cuevas despliega su folclore en el Jardín de Invierno

El reciente Premio Nacional de las Músicas Actuales actuó el pasado 11 de octubre en el escenario del Jardín de Invierno, dentro de las Fiestas del Pilar de Zaragoza

Texto e imagen: Emiliano Montani

Casi sin conocer nada del repertorio del asturiano, me animé a ir a escucharlo por las buenas críticas y los comentarios que me llegaron sobré él y su espectáculo.

Su actuación se dio en el escenario del Jardín de Invierno, dentro de las fiestas del Pilar de la ciudad de Zaragoza. El Jardín de Invierno es un escenario, que al lado de otras propuestas donde proliferan bandas de covers, parece tener una dirección más orientada a la cultura y la exploración musical. Este escenario ubicado dentro del parque grande José Antonio Labordeta tuvo el gusto de presentar a Jorge Drexler, Calexico, Derby Motoreta’s Burrito Kachimba junto a Cuchillas, Rigoberta Bandini y a los inmensos Godspeed you! Black Emperor entre tantas otras propuestas musicales de primer nivel. Sin contar que muchos de estos shows se realizaron de manera gratuita, un factor sumamente valioso para acercarse a descubrir nuevos artistas.

Volviendo al concierto de Rodrigo Cuevas, esta es la tercera visita a Aragón del reciente Premio Nacional de las Músicas Actuales, y nuevamente no defrauda.

La noche la abrieron Les Conches Velasques con sus canciones cargadas de guitarras, folklore mudéjar y fusión de rock. La voz líder desde la batería ordena rítmicamente y melódicamente. Quizás en una fórmula un poco repetitiva, la banda resuelve en su estructura y sabe llevar el concierto hacia adelante. En su repertorio sonó «Teruel» que es un poema de Miguel Hernández musicalizado, «Borrón enchufe» y «Laurel», entre otras.

Cuando llegó el momento de Rodrigo Cuevas, el agitador folclórico, se podían ver cuatro músicos en el escenario. Comenzaron con la canción «BYPA» y la voz potente de Rodrigo se hizo presente por los parlantes, pero él no estaba en el escenario. Sin embargo, entre el público un abanico se veía en alto dibujando ondulaciones en el aire. Ahí estaba Cuevas, cantando «Y cuando sale l’aurora sientes el mirlu cantar, la zarrica y el pinzón. Y el veranín y el raitán»; mientras avanzaba y danzaba entre las ciento de personas que estaban frente al escenario. Una muy buena manera de empezar y empaparse del calor de la gente. Una vez arriba, continuó con el show, en el que destacó un sonido limpio y unas pantallas con visuales que le daban el toque moderno a estas canciones folclóricas. Llegó otra canción y casi sin esperar la primera broma sobre la virgen del Pilar, donde la invitaba a perrear. Sí, quizás podríamos haber tenido esa suerte de que se produjera el milagro y ver a la imagen católica perrear, sacudiendo sus caderas, hasta abajo al ritmo del bombo en negra.

Seguido a esto, se animó a cantar una jota y continuó con «CASARES» donde la gente se encendió y cantó a coro. Llegó el momento de «VALSE», sin antes consultar quién se iba a casar y pedirles a los presentes que no se casen por la iglesia, ya que es «una tradición del siglo pasado», tal y como afirmó. Las luces de las pantallas desprendían formas geométricas y los músicos pasaban de instrumento en instrumento. Sonó otra canción y Rodrigo hizo una pausa para hablar de su experiencia sobre el bullying dando paso a «DIME, RAMO VERDE». Siguió el concierto y le tocó el turno a «ALLÁ ARRIBITA», una de sus mejores obras a mi parecer; y que es que en vivo se hizo sentir especial e íntima. Llegó «CÓMO YE?!» y, nuevamente, la gente se encendió a ritmo de la base electrónica. El baile no cesó con la siguiente, «Xiringüelu». Finalmente, «MATINADA (resaca)» funcionó como cierre de la primera parte del concierto, no sin antes hacer un brindis y un acting de cómo afecta la resaca, volviendo a robarse la sonrisa de todo el público.

El bis arrancó con una canción lenta donde Rodrigo lució su nuevo traje en rojo furioso cantando, sentado sobre una de las pantallas, frente a un haz de luz que resplandecía a cada melodía. Continuaron con «Muiñeira para a Filla Da Bruxa», volviendo a encender al público y cerrar la noche con la última canción y que le da nombre a su último trabajo «ROMERÍA» y la gente estalló en coros y baile.

Para cerrar, por los parlantes, comenzó a sonar «Woman del callao» de Juan Luis Guerra, y Rodrigo, junto con los suyos, se puso a bailar mientras se despedía dejando calor, alegría y mensajes, en el escenario del parque grande.

Lentamente nos fuimos, a paso de hormiga, hasta poder salir de la maraña de gente que bajaba surcando el parque y el río, tarareando el verano de tu vida, en este otoño, extraño y caluroso donde las sugerencias y críticas se confirman notablemente. Rodrigo Cuevas tiene algo que enciende y que vale la pena ver en vivo. 

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