
Hay despedidas para las que jamás estaremos preparados, por mucho que estén anunciadas, por mucho que tratemos de asumirlo. Y la de Second es una de ellas. Porque no imaginamos nuestra vida sin ellos, sin su banda sonora y sin sus himnos. Por mucho que las canciones permanezcan para siempre, a quienes necesitamos es a ellos. De ahí que el pasado sábado 11 de febrero tuviéramos una sensación agridulce constante durante el concierto en la Sala Apolo de Barcelona. Lo disfrutamos como nunca y ellos estuvieron espectaculares. Estuvimos toda la noche con la emotividad a flor de piel en uno de los últimos conciertos de los murcianos. Por no decir el último, porque ¿quién nos asegura a nosotras que podamos volver a verlos antes de que acabe el año?
Puntuales como ellos solos, a las 21.00 horas clavadas saltaron al escenario con una canción que no puede representar mejor nuestro ánimo. Y probablemente el de ellos, que durante las dos horas de concierto estuvieron emocionadísimos. Con este «Estado de alegre tristeza» dieron el pistoletazo de salida. El mejor inicio de fiesta, el grito empoderado y la necesidad imperiosa que nos gritaba una y otra vez: «Mira a la gente». No cabía ni un alma, ni una persona más. Aún así, ninguno de nosotros se imaginaba el final, «¿Quién pensaba en eso?» mientras los tuviéramos creando, componiendo, girando, regalándonos momentos. De repente, cambia el paradigma y toca poner el foco en otro asunto, toca esforzarse en el «Muévete y siente». Difícil llevarlo a cabo cuando uno de tus grupos favoritos se está despidiendo de ti para siempre. Quizás sea porque todavía estamos en un «Nivel inexperto» de la vida, pero es que seguiremos sin creérnoslo. Y el resto de allí presentes pensaba lo mismo. Especialmente cuando, entre canción y canción, coreaban el nombre de Second y los afeaban para que no se fueran. Momento para la llantina. La de ellos y la nuestra. Pero como todo en la vida, hay «Flores imposibles», sensaciones complejas de digerir, que chocan por completo con otras realidades fáciles de asumir, como quien de repente recuerda que «Mañana es domingo».
Quizás sea todo mucho más sencillo y, probablemente, con el tiempo daremos paso a una «Nueva sensación», aunque quienes permanecerán a lo largo del tiempo para decirles «Cúrame, como siempre» o aquello de «Muérdeme» serán Second. Y es que tenemos más que comprobado que nadie como los murcianos para trasladarnos a otro plano, para reencontrarnos «En otra dimensión». Solo su música «Sonará en todas partes», capaz de recomponernos mientras dibuja «El contorno de tus miedos». Absolutamente «N.A.D.A» puede equipararse a lo que nos hacen sentir. Así que venga, va, que «Ya no estamos para gilipolleces», ayudadnos a «Volver a esa paz», a regresar a ella. Que necesitamos gritar y corear una vez más «Rodamos». Quizás hacerlo nos traiga «Más suerte» y nos quite todo ese miedo al vacío. «Quiero equivocarme» y quitarme esa sensación de que sin ellos, la vida será un poco peor. Porque si no, ¿con quién viajaremos de nuevo hasta «2502»?, ¿o quién se convertirá en nuestro «Rincón exquisito» a partir de ahora?
Puede que seamos un poco tremendistas o puede que no. Pero sin Second en nuestra escena musical, nos quedaremos huérfanos, aunque su música permanezca intacta y continúe, más allá del tiempo y del espacio. Y es que negar la influencia y el bien que han hecho en muchas personas como nosotros o en infinidad de bandas que han nacido después, sería estúpido. Por nuestra parte, seguiremos con el corazón roto, con la indescriptible sensación de que nos falta alguien. Así que, desde aquí, desde nuestra habitación solo podemos agradecer a Sean, Jorge, Fran y Nando que nos hayan regalado lo mejor de sí mismos durante más de dos décadas de carrera. Gracias y mil veces gracias por ser una fuente inagotable de aliento y de inspiración.