Arde Bogotá nos llevan directamente a su exoplaneta

El pasado viernes 21 de octubre, la banda cartagenera aterrizó en la Sala Apolo de Barcelona, haciendo vibrar a todos los que estábamos allí presentes

Hay bandas con una estela especial, capaces de atraparte y sumergirte de lleno en su universo sonoro. Hay bandas capaces de arrasar con todo. Hay bandas imparables a las que no se las puede frenar, a pesar de las complicadas circunstancias o a pesar del tiempo. Y trascendiendo y sobrepasando todas estas premisas están Arde Bogotá, a quienes nada se les resiste. Así lo demostraron el pasado viernes 21 de octubre en la Sala Apolo de Barcelona. Con el cartel de entradas agotadas colgado desde hacía semanas, Antonio García, Daniel Sánchez, Pepe Esteban y José Ángel Mercader fundaron un nuevo asentamiento de Cartagonova.

El público, entregadísimo desde el inicio, abarrotó la sala desde la apertura de puertas. La emoción se respiraba en el ambiente y las muñecas de los asistentes no dejaban de iluminarse mirando la hora. Pero puntuales como ellos solos y apenas pasados cinco minutos de las 9 de la noche, hicieron aparición sobre el escenario al ritmo de «Dangerous». ¡Ay, «Cariño», qué emoción gritar a pleno pulmón sus canciones! Nosotros, pletóricos como nadie, ellos volando «Tan alto como tus dudas» y más que dispuestos a llevarnos «A lo oscuro». Nuestras respiraciones se entrecortaban sin necesidad de «Tijeras», mientras el piso de arriba de la Apolo vibraba como nunca de todos los saltos y bailes de quien estaba abajo. Tampoco faltaron móviles grabando algún que otro fragmento del concierto…y es que de alguna manera tenemos que hacer honor a la generación «Millenial» a la que pertenecemos.

No faltó tiempo tampoco para cantar como nunca «El dorado», una canción que generó un auténtico «Big Bang», al igual que también lo hizo «Mi carro». Miles de sensaciones nos abrumaban en una noche mágica como aquella, en la que el amor tampoco faltó. Y es que para declaraciones románticas, ya tuvimos suficientes con «Quiero casarme contigo» y «El beso». Bastante «Virtud y castigo» nos suponía saber que estábamos llegando casi al final del concierto, como para tratar de decirnos a nosotros mismos aquello de «Te van a hacer cambiar». Aunque lo que sí que no iba a cambiar era lo de hacernos creer que el espectáculo se había acabado ahí. No, amigos, no. En una noche como aquella, había que aprovechar para brindar por la música, por el público, por Barcelona y por ellos, que son unos «Cowboys de la A3». Una banda de 10 capaz de tocarnos la fibra incluso en formato acústico.

Todo parecía que acabaría ahí, pero no. Aún quedaban unos cuantos cartuchos por quemar. Aún teníamos que viajar a algún que otro «Exoplaneta». Aún teníamos que entrar por detrás, cantando como nunca «Antiaéreo». Y entonces sí, todo iría hacia «Abajo» y sin frenos. Aunque lo que nunca nos podrán quitar son las ganas de seguir coreando las canciones de los de Cartagena, aun cuando el concierto se había acabado.

Sin duda alguna, el pasado viernes quedará para siempre grabado en nuestra memoria. La verdad es que no pudimos sentirnos más felices por ellos, porque creemos que lo de Arde Bogotá ha sido una verdadera carrera de fondo. Lo mejor de todo es que todavía no han tocado techo, siguen imparables hacia arriba y sin límites. No sabemos si ellos son verdaderamente conscientes del efecto y del bien que causan en todos nosotros, pero quizás sea el momento de que empiecen a verlo.

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