Darià Artiola nos descubre su música en todo su esplendor

Creció con vistas al desierto de Sonora, pero teniendo al Mediterráneo en su corazón. Una afirmación arroladora para comenzar hablando de nuestro artista de hoy, Darià Artiola. Lo suyo por la música es puro amor, equiparable a la pasión que sentía por Cataluña y, concretamente, por Barcelona, ciudad en la que vive desde hace unos cuantos años. Todo lo demás llegó rodado. Sí, hablamos de este proyecto tan íntimo y personal que nos presenta, en el que convierte en canción todo el mundo que le rodea. Todo, hasta transformarlo en su primer álbum, en su gran debut. Un disco que vio la luz hace muy poco tiempo y que ya nos tiene ganadas por completo. Por su transparencia, por su profundidad, por su mensaje y por su estilo tan caracterítico.

Y es que a sus 34 años, ya ha vivido la muerte de diversas personas conocidas. Un hecho complicado que le ha hecho madurar más rápidamente y que, además, ha marcado su trayectoria personal y profesional. Estos acontecimientos, sumados a esa necesidad de introspección que siempre han vivido dentro de él, especialmente tras la pandemia, han hecho que pille el impulso necesario para lanzarse al vacío y crear su proyecto profesional más íntimo hasta el momento, más incluso que su anterior Aroarer. El impulso que necesitaba para comenzar a mostrar su mundo entero.

Todo ello dio paso a su primer álbum, a su álbum debut y homónimo. Formado por diez cortes en los que se hacen referencia a muchos de los tópicos que preocupan a su generación: la de los millennials. La vida y la muerte, los problemas sociales, la ecología y la sostenibilidad. Todos estos asuntos se abren paso en este trabajo discográfico en el que, además, el artista ha trabajado con Ignacio Miranda (Ladilla Rusa, Ojete Calor o Julieta Jones) a la producción. Pero mejor si dejamos que sea el propio Darià Artiola quien nos cuente todos los detalles al respecto.