Delaporte hizo temblar todos los cimientos de la Razzmatazz

Con una potencia sohrenatural, el dúo de electrónica actúo dentro del circuito musical del Cruïlla y presentó su último trabajo, «Abril»

Desde el mismo momento en el que los conocimos, lo supimos. Delaporte es fiesta allá donde van. Delaporte son magia. Delaporte enamoran. Y con esa sensación tan increíble salimos el pasado sábado 26 de febrero de la Sala Razzmatazz de Barcelona. De la increíble sesión musical que nos preparó el Cruïlla con el dúo de electrónica madrileño más potente de nuestra escena actual. La música no dejó de sonar en ningún momento, ni siquiera en los breves momentos en los que Sandra, su vocalista, se ponía a interactuar con el público. Pero es que ninguno de los allí presentes queríamos que parara ese frejnético carnaval en el que nos absorbieron por completo. Durante cerca de dos horas – clavadas y puntuales -, nos sumergimos de lleno en un festival lisérgico y repleto de fantasía, del que nos costó salir. No faltaron ninguno de los grandes temas de la banda. Igual que no faltaron muchos de nuestros grandes himnos musicales contemporáneos. Y es que solo ellos saben cómo encontrar ese contrapunto ideal entre las canciones propias y las versiones, pasadas siempre por el filtro de la electrónica.

«Las Montañas» se abrieron paso en cuanto las luces atenuaron, la gente comenzó a aclamar a Delaporte y la música comezó a sonar, remezclada siempre con la particular vesión de la banda de «Toro», gran himno de El Columpio Asesino. Reivindicación «Clap Clap» y ganas de desatarnos con «Algo baila en mí». «No dirás» que no estuviste en una gran fiesta cuando «Cariñito» sonó a ritmo de reggaeton, mezclándose libre con la particular versión de «La Gasolina», a manos de Sandra y Sergio. Y es que, ¿qué más dan las etiquetas y los géneros musicales «Si estás tú» entre el público? Sí, tú, que eres como la «Kryptonita» para «Superman»: una verdadera «Droga dura». Eso es lo que son los conciertos de los madrileños. Enorme efecto el que generan. Con la seguridad que solo te dan los años y las giras, saben cómo cerciorarse de que «No te vas a olvidar» jamás de uno de sus directos. Imposible hacerlo si tras «Desnudarnos otra vez», vuelven con sus remixes imposibles, que vuelven a juntar en el mismo espacio-tiempo, canciones como «Sorry» de Madonna con «Narciso». Todo parecía indicar que el concierto más loco jamás vivido no iba a acabar nunca. Pero todo tiene su fin. Aunque neguemos la dureza de las despedidas y nos neguemos a darnos «Ni un beso», la realidad es la que es. «La bestia» siempre acecha, siempre augura el final. Pero no hay final sin que suenen tres temazos como «Un jardín», «El Volcán» y «Bang Bang».

Noche increíble a manos de una banda increíble. Solo los que allí estuvieron podrían afirmar lo maravilloso que sería vivir en un concierto eterno de Delaporte.

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