Hay vueltas que se hacen esperar, pero que cuando llegan, saben a gloria. Hay vueltas que es mejor llenarlas de música, de estilo, de personalidad. Y en todo eso, Cronometrobudú son unos expertos. Y es que si hace apenas unos meses nos sorprendieron con la llegada de su single «Este fuego», ahora han vuelto a hacer lo propio con su nuevo álbum, «Verne». Un disco formado por diez canciones, con las que nos invitan a viajar, a embarcarnos en todo un mundo de aventuras. Aventuras que no hacen más que reinventarse con cada paso que dan, con cada experiencia que viven, con cada trabajo discográfico que nos regalan (y ya van siete). Una manera más que perfecta de dejar huella en cada uno de los corazones que impregnan con su talento y con sus pegadizas melodías.
Toda una carrera, todo un camino, toda una senda. Años y años de trabajo en los que no han renegado, ni se han alejado ni un ápice de esa esencia que tanto los caracteriza: el poder de aunar fusión musical y poesía. Pero sin perder de vista ese objetivo vital que es la evolución, personal y profesional. Y es que en este «Verne», Cronometrobudú se han alejado de las distorsiones y de los ritmos pesados para abrir puertas y ventanas que permitan la entrada de bocanadas de aire repletas de ritmos bailables, de música electrónica y de melodías pegadizas. Como resultado de todo ello, tenemos diez canciones directas y optimistas, perfectas para disfrutar, para bailar y para cantar, tanto arriba como abajo del escenario.
En esta sintonía, canciones como «Guerra serena», «En babia» o «Perdiendo la mañana» junto a Gabriel de la Rosa (Shinova), se alzan con todas las papeletas para convertirse en himnos y en nuestras canciones favoritas. El resumen perfecto, la muestra de que este es un disco repleto de fiesta, alegría y donde los sentimientos son el hilo conductor de este gran y hermoso viaje.