Directamente desde Galicia y cantando en portugués, llegan Bifannah para sorprendernos con su garage pop tropical, que también mezcla lo mejor de la psicodelia. Así, sin florituras, sin miramientos y mostrando su esencia más pura, llegarán el próximo 11 de enero a la mítica Sala Moby Dick de Madrid. Y lo harán para presentar su último trabajo, que vio la luz el pasado mes de octubre y que lleva por título «Danças Líquidas».
Conociendo a Bifannah
Gallegos, cantan en portugués, pero se encuentran a medio camino entre Londres y Madrid. Bifannah se alzan, indudablemente, como la mejor y la particular respuesta a la nueva oleada musical, que lleva por bandera la psicodelia anglosajona. Un estilo al que le han sabido dar la vuelta de manera maravillosa, al que han introducido tintes pop de la costa oeste y diferentes ritmos, tanto tropicales como los latinos, clásicos de finales de los setenta. Guillermo V. Zapata, Antía Figueiras, Antón Martinez y Pablo Valladares son quienes se esconden tras el nombre de Bifannah, defendiendo a capa y espada la influencia e importancia del pop caleidoscópico.
Irrumpieron, sorprendieron y revolucionaron todo el panorama musical con su debut, «Maresia» (The John Colby Sect, 2017). Una primera carta de presentación increíble, que los hizo situarse en un primer plano de la escena retro a nivel europeo. De ahí, que abrieran para grandes bandas como Allah-Las y Mystic Braves. O que participaran en festivales como Atlantic Fest, Mad Cool, SXSW (Austin), Barcelona Psych Fest, Festival MARVIN en Ciudad de México o FIB Benicassim.
Su segundo trabajo, «Danças Líquidas» (The John Colby Sect, 2019), llegó hace apenas un par de meses. Y es con el que se encuentran girando a día de hoy. Grabado en Estudio Brazil, bajo la producción de Frank Maston y el master de Jasper Geluk (en Tone Boutique de Holanda). Un disco revolucionario y 100% analógico. Es la fórmula perfecta, la «mistura» ideal entre el tropicalismo y los ritmos latinos, que toman el relevo a las influencias más clásicas y evocadoras del garaje psicodélico a-la-West-Coast de su primer largo. Lambada, sol y picante para un nueva comunión llena de baile y movimiento.
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