El talento en Murcia debe ser algo innato, indescriptible. Sobre todo si se trata de talento musical. Y entre todo el cúmulo de estímulos, música y bandas, Naponia llegaron a nuestras vidas, desde Murcia, de la manera más casual posible. Y nunca se han ido.
Entre idas, venidas y mil historias más, no han dejado de trabajar. Lejos queda aquel 2016 en el que todo empezó, en el que cuatro amigos se juntaban para hacer música. Como una película, acelerada a cámara rápida, llegó «La Habitación de los Espejos» ese mismo año, bajo la producción de Paco Román (Neuman). Conciertos, rodar, quemar escenarios durante todo 2017. Poco después, ya en el 2018, se abrió paso a niveles agigantados, «De miedo y fantasmas», producido por Carlos Hernandez (Viva Suecia o Los Planetas) en los Estudios Uno de Madrid. Un álbum que muestra y presenta a unos Naponia mucho más maduros. Mucho más ellos. Un punto inflexión, sin duda. Un cambio que no solo se ha mostrado en las canciones, también en los directos. O, al menos, así lo vivimos el pasado mes de enero, cuando quemaron la sala Maravillas de Madrid.
Naponia regresa a Madrid con «De miedo y fantasmas»
En medio de toda esta vorágine musical, el próximo 25 de octubre, Madrid se convertirá un poquito, en territorio murciano. Y es que Naponia inician su segundo asalto, presentando las canciones de su «De miedo y fantasmas». Y, por supuesto, Madrid no se iba a salvar. Si ya lo hicieron con la Maravillas, en esta ocasión asaltarán el escenario de El Perro de la Parte de Atrás del Coche.
Por supuesto, esa noche no estarán solos. Porque directamente desde Alcalá de Henares, los acompañarán Super Skinny. Una banda con un talento brutal que cuenta ya con más de seis años de rodaje. El mejor ejemplo de que la juventud no está reñida con la profesionalidad. Y es que a trabajo, no les gana nadie. Tras dos EPs autoproducidos y algunos singles, los madrileños dieron el gran salto con «Limbo» (2016), grabado en Moba Studios bajo los mandos de Sergio Molina (Sexy Sadie) y Manuel Cabezalí (Havalina). El punto perfecto para asentar y consolidar su sonido y, por supuesto, el carácter de sus letras.