Cuando Nadye presentó «Intrapolar» en una de las noches más eléctricas

Hace dos semanas, los madrileños Nadye presentaron en directo desde la Caracol, los temas de su «Intrapolar». Acompañándolos, Güs & Los Impostores.

Hay conciertos en los que la descarga de adrenalina es tal, que te reactivan, te hacen sentir más vivo que nunca. Esa sensación es la que vivimos y revivimos, cada vez que recordamos el concierto de Nadye. Porque sí, había que darle la bienvenida a «Intrapolar», nuevo trabajo de los madrileños. Había que hacerlo por todo lo alto, ¡cómo no! Y ellos lo hicieron el pasado sábado 23 de marzo en la Sala Caracol de Madrid. Por fortuna, no estuvieron solos. Encontraron al mejor para poder abrir el concierto: Güs & Los Impostores. Ambas bandas dieron los espectáculos más enérgicos que recordamos en mucho tiempo. Por eso, merecía tanto la pena que lo contáramos.

Si bien nos hacíamos una idea de lo que nos encontraríamos con Nadye, Güs & Los Impostores fueron una gran sorpresa. La banda de Madrid llegaba a la Caracol para presentar con un potente directo, los temas de su álbum debut, homónimo. Una a una hicieron aparición «Bonnie & Clyde», «Aguas Turbulentas», «Londres» y el aclamado single «Mi Última Canción», entre muchas otras. Sin duda alguna, Güs & Los Impostores demostraron esa noche que merecen ser una banda que merece ser escuchada, seguida y vivida. Así que les seguiremos la pista.

Así y todo, no podíamos olvidarnos del gran plato fuerte de la noche. Con la llegada de «Intrapolar», todos estábamos completamente ansiosos de vivir con los chicos de Nadye esa gran noche. Una gran noche que arrancó como un auténtico «Vuelo Kamikaze» y que nos trasladó directamente a las entrañas del rock más puro y particular de Nadye. Perdidos y sumidos en la fiesta en la que convirtieron la Caracol, todos nos volvimos «Locos de atar». A los madrileños se les veía más que cómodos, felices, pletóricos. No era para menos. La velocidad con la que todo el concierto se precipitó fue increíble. No importaba nada más que el hecho de estar ahí, cantando, gritando y sudando con ellos. De hecho, la sala estaba a rebosar, porque ni fans, ni familia, ni amigos se quisieron perder ese show. Precisamente a la familia agradeció Javi Salas, en nombre de la banda. Y es que, ¿quién si no van a ser los grandes pilares de cada uno de ellos?

En medio de tanta emoción, asomaron por el escenario «Los días del iceberg». Parecía que lo habíamos visto todo, pero en realidad, aún no habíamos visto nada. Nada de lo que Nadye verdaderamente podía dar. «El accidente» aún no había tenido lugar, antes teníamos que pasar por «La 103». No, «No me iré» sin antes haber desatado la locura. Y, de repente, sucedió. Llegó «Nuestra revolución» en el mismo momento en el que Abel Vargas bajó del escenario, para tocar la batería directamente desde el público. No lo sabíamos, pero de una manera u otra, se acercaba el principio del fin. No lo sabíamos, pero estábamos «Contra las cuerdas». Aún así, estábamos con la incesante sensación de que nada podría salir mal y que en cualquier circunstancia similar, yo «Vuelvo a nacer».

Ahora sí que sí, quedaba el último «Boca a boca». Ese que, en apenas tres minutos, nos hizo recorrer «1000 rincones», antes de echar los restos y ponerle punto y final a uno de los conciertos más eléctricos de nuestra vida. Eso es parte de lo que la música es capaz de darte. Chutes de energía y subidones de adrenalina. Y todo gracias a los músicos que son capaces de vivir su música como cualquier otro aspecto de su vida.

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