Argentino pero durante mucho tiempo afincado en España. Dos vertientes que han tenido mucho que ver en su música y en lo que es hoy en día. Él es Rodrigo Soler. y «Amores Bonsái» es su particular grito al mundo, su evolución, su carta de presentación. Tras varios meses por España presentando su disco, lo estamos esperando de nuevo, con ansia.
Hace algunas semanas lo pudimos entrevistar y esto es lo que nos contó.
En 2017, vio la luz «Amores Bonsái». ¿Cómo ha sido la acogida en ambos lados del Atlántico?
La verdad es que estuvo buenísimo. Lo presenté a finales de mayo del año pasado en La Tangente, en una sala muy importante de Buenos Aires. Y la verdad es que tuvo muy buena acogida, tanto por parte de la prensa como por parte del público. Luego, a los diez días, me vine para acá y acá hice una gira muy grande por varios lugares. Totalmente, en acústico. Después el disco, me dio la oportunidad de tocar en otros países, como Ecuador o Uruguay. En general, tuve muy buenos comentarios sobre el disco y sobre la evolución respecto al anterior trabajo.
Sobre esa evolución te iba a preguntar. ¿Cuáles han sido los cambios más significativos de un trabajo a otro?
Hubo bastantes cambios. Entre ellos, el de comenzar a trabajar la voz con Noelia Recaldo. Yo no tenía mucha formación como cantante. Así que de un disco a otro, comencé a orientar la voz y a conseguir una identidad mayor con mi forma de cantar. También exploré nuevos caminos. De hecho, había canciones de las que ya tenía maqueta y luego las tuve que subir un tono y medio, porque el registro se me acomodó.
Además, volví a trabajar con Alejandro Spinelli, que ya había sido parte activa del primer disco. En esta ocasión, fue mucho más fácil porque ya nos conocíamos, nos mirábamos y nos entendíamos.
«Amores Bonsái» es un avance del primer disco, pero siguiendo una misma línea y sin perder mi identidad. Ha sido una evolución.
¿Cómo definirías el disco en dos o tres palabras?
«Amores Bonsái» fue un disco de crecimiento, a nivel musical y personal. Es una definición del camino que quiero seguir.
Ya que has girado por ambos países, ¿qué diferencias hay entre el público argentino y el español?
Al público argentino es como que le gusta ser más protagonista, aplaudir, saltar. Les gusta sentirse parte del show, como si fuera una conjunción entre artista y espectadores. Quizás, el público español escucha más. A pesar de cantar y bailar, como que está más tiempo analizándote. Son dos maneras de verlo.
Tú también vives a caballo entre Argentina y España. ¿Cómo influyen todas estas vivencias en tu música?
Me influye 100% completamente. Muchas de las historias pasaron acá y muchas de las canciones las escribía acá. Mi música también tiene mucho del rock argentino que escuchaba allá y de todo lo que empecé a escuchar en España. Cuando descubrí todas las bandas que descubrí, se empezaron a mezclar influencias y cambié por completo. Ahora es como una mixtura entre los dos lados. Mi música es tan argentina como española.
¿Por qué tanta influencia del amor y del desamor?
Amor, desamor, odio. El amor, quizás, es el motor más fuerte que existe a la hora de escribir. Al final, uno también escribe cuando necesita sacar algo de sí mismo y no tanto cuando está feliz. Al menos, eso es lo que a mí me sucede. Escribo para sacar cosas de mí afuera. Entonces hay una concurrencia en el amor, porque el amor es algo que nos estabiliza bastante, es algo que te sacude.
¿Cómo ha sido actuar ante el público español en el Festival Gigante?
La verdad es que muy bien. Conozco bastante al público español, ya que he vivido acá varios años. Y esta es la tercer gira que hago. Pero antes también fui público. Actuar en el Festival Gigante fue una gran experiencia, ya que era la primera vez que estaba en un festival tan grande, al otro lado del Atlántico. Además, tuve la oportunidad de armar banda con buenos amigos. El concierto se asemejó bastante al formato que llevo en Buenos Aires. Estuvo muy bien, porque a mi también me gusta rockear y bailar. Y de esta manera, hay muchas más posibilidades de enganchar a la gente. Así que, muy contento.
¿Qué es lo más loco que has hecho por la música?
Una gira de doce conciertos con la maleta, la mochila, la guitarra y el teclado, por varias ciudades de acá. Toqué incluso en Andorra. Toda la gira la fui armando y viajaba de un lugar a otro en Blablacar, porque me salía más barato. Todo muy hippie. Para mi fue toda una experiencia. Al final, a todos aquellos lugares me llevó mi música.