Viajando a través del tiempo y el espacio con Tomaccos

La banda madrileña de swing está de enhorabuena, ya que se encuentra en plena presentación de «Toledo, Oh»

Estilo y estilismo muy particulares. Recién sacados del siglo pasado, Tomaccos se presentan con nuevo trabajo, «Toledo, Oh». El mismísimo Capt. Edward Mill, vocalista de la banda, se ha sometido a nuestra entrevista. Todo sobre el swing más contemporáneo, a continuación.

¿Cómo surge el concepto de «Toledo, Oh» y por qué esa referencia?

Bueno, «Toledo, Oh» es la abreviatura de Toledo, Ohio. Porque hay un Toledo en Estados Unidos. Hace refrencia a cuando en 1926, fuimos a recoger a nuestro bajista, Rodderick Owens. Nosotros somos de Easyhill, TN, que es como se llama nuestro primer disco. Este álbum habla un poco de nuestras andaduras en nuestro pueblo natal. Pero «Toledo, Oh» es nuestro acercamiento a la ciudad y a los estilos de música que allí se cultivan: swing, charleston, dixieland.

¿Por qué apostar por estos estilos y cómo los reinventáis?

Sobre todo, porque es un estilo de música que nos gusta mucho y que escuchamos desde siempre en casa. Aunque sí que es cierto que, quizás ha habido más evolución en otros estilos, como el pop o el rock. Géneros de los que han surgido otros nuevos. Pero con el swing ha sido distinto, se ha quedado un poco estancado. Entonces todas las cosas nuevas que han salido de ahí, son más un ejercicio de emular el pasado, en vez de reconstruirlo. Para nosotros fue un desafío. El hacer lo que nos gusta, sin quedarnos en las versiones. Queríamos contar lo que nos pasaba en nuestro día a día.

¿Cómo de complicado es trabajar ese género aquí en España?

Curiosamente, a nosotros nos está funcionando muy bien. No creo que sea curioso, en realidad. Considero que la gente está deseando escuchar música nueva. A lo  mejor, está muy saturada de lo que creemos que es más habitual. Pero precisamente por ser lo más habitual, hay mucha más oferta. Sin embargo, nosotros con nuestro swing, hemos encajado en mogollón de sitios. La gente se lo pasa bien y se divierte en nuestros conciertos. Lo bueno es que nosotros no somos los únicos en España que hacen swing. Así que estamos encantados con cómo está funcionado.

¿Cómo ha sido la acogida del disco y cómo fue la presentación del mismo en Madrid?

Los medios nos han hecho muchísimo caso y ha llegado muy bien. A la gente que ya nos conocía, les ha encantado este nuevo disco. Este disco ha sido como «Tomacco Concentrado». Era ya el saber qué somos. El primer disco recoge todo lo que queríamos hacer en ese momento, pero este ha sido la reafirmación. Queríamos hacer algo que verdaderamente flipara a la gente. Y ha llegado muy bien. Con toda la promo que hemos hecho, no ha habido reseña mala. Y al público también. Porque el disco se canta y se baila muy fácilmente. Y hay música de todo tipo. Al final, no hemos estado acomplejados sobre qué música hacer. Hemos hecho lo que nos apetecía hacer.

¿Está cumpliendo entonces con vuestras expectativas?

Totalmente. Y lo del concierto en la Sala El Sol fue espectacular, porque no esperábamos que estuviera tan lleno. Esperábamos que estuviera nuestra gente y ya está. Pero, de repente, se llenó de gente que no conocíamos de nada y que venían de lejos y recomendados por amigos o conocidos. Después de ese concierto, estamos ya con ganas de hqacer el siguiente. Y de seguir trabajando.

¿Qué dos o tres palabras definirían el disco?

Humor, baile y humor [risas]. No, creo que serían: humor, baile y buenrollismo.

«Prohibition Swing» ha sido el primer tema con videoclip. ¿Por qué escoger este tema como single?

Tiene muchas cosas «Prohibition Swing». Por un lado, es el tema que más resume lo que somos Tomaccos. Y por otro lado, por el paralelismo que tiene. Es una canción que habla sobre los muros que se siguen construyendo, aun viviendo en la época en la que vivimos. Estos muros o prohibiciones impiden que la gente sea feliz, nos vuelven pesimistas y coartan nuestra libertad. Habla de cuando nosotros vivíamos en 1926, en plena Ley Seca y con una segregación racial brutal. Parece mentira que hayan pasado 100 años y la sociedad siga igual o incluso peor. Nosotros hemos querido contraponer todo eso a la felicidad y a las ganas de bailar. Que, a pesar de todo, no nos «quiten lo bailao». Esa es la filosofía que queremos tener nosotros. El humor y la música son herramientas fundamentales para cambiar el mundo.

¿Cómo surge la idea del videoclip?

Todo es obra, arte y cabeza de Jorge Guasch, que es un director de cine espectacular. Porque con una canción y más con una de las nuestras, que duran 3 minutos y medio, es muy complicado hacer una película. Y él hizo un peliculón. Es todo lo que dice la canción: un local clandestino con gente bailando y disfrutando. Y es que ves el videoclip y estás ahí. Tocando los vestidos, fumando. Es increíble. Y muy rápido. En principio, íbamos a sacar otro tema y a última hora escogimos este. Y se adaptó rapidísimo. No podemos estar más contentos con el videoclip de presentación.

¿Cuáles son los siguientes pasos de Tomaccos?

El siguiente paso de Tomaccos es empezar la gira como tal. Ya hemos hecho unas cuantas fechas de presentación por España, pero a partir de septiembre, volvemos a la carga. Estamos muy contentos con el resultado de este disco y queremos sacarle toda la «chicha» posible. Queremos llevarlo a todas las ciudades posibles. Que Tomaccos funciona muy bien desde acústicos pequeños, hasta festivales enormes.

¿Qué es lo más loco que habéis hecho por la música?

Dedicarnos a la música. Eso para empezar. Luego, las palizas de furgoneta que nos hacemos también son locas. De tener un día un concierto en Cáceres y al siguiente, en Barcelona. O ir de Madrid a Ceuta en horas. En Castellón, una vez nos hicimos ocho bolos en tres días. En general, nos hacemos maratones fuertes de conciertos. Es lo bonito, pero también es un poco una nuestra maldición.

¿Alguna anécdota que se pueda contar?

Sí, ¡hubo una! Nosotros también hacemos bodas, bautizos y comuniones. Una vez nos llamaron para una boda, cuya celebración era en un sitio que se llamaba Casa Pepe. Y no era el típico que está en la carretera de Despeñaperros, con las banderas de España e imágenes franquistas. No era ese. El caso es que pusimos el GPS mal y nos llevó directamente a ese sitio, que estaba a hora y media del lugar de la boda. Y a la boda llegábamos ya justos.

Total, que llegamos y dijimos: «como sea aquí, no hacemos el concierto». Evidentemente, no era ahí y nos tocó coger el coche otra vez e ir rapidísimo al otro local.

Luego también hubo otra anécdota. Yo tocaba en Madrid con mi otra banda de madrugada, y al día siguiente por la mañana, tenía que estar en un pueblo gallego que se llama Aspontes. Pero resulta que hay dos pueblos allí que se llaman igual. Y llegué al que no era. Encima, ambos, estaban a una hora de distancia. Llegamos y dimos el concierto, no nos dio tiempo a hacer la prueba de sonido.

¿Cómo aguantan en los conciertos con tanta actividad?

A ver, es como todo. Como cualquier persona que trabaja y acaba cansada cuando llega a casa. Pero los conciertos merecen la pena. Al final acabas contagiándote de la energía del público. Yo he tenido muchos proyectos y bandas, y no he visto tan buen rollo como en los conciertos de Tomaccos. Cómo reaccionan, cómo se ríen, cómo aportan. Nosotros tampoco llevamos setlist, improvisamos según vemos a la gente. Al final el público se lo pasa bien, porque ve que estás volcado con él.

Esta es la playlist de Tomaccos

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