Ver a Yogures de Coco siempre es una maravilla. Su positivismo sobre el escenario y esas canciones que te invitan a bailar, siempre son una buena dosis de energía. Con este «Puertofe» han dado un paso más, terminando de conquistar los rincones de España que les quedaban. El pasado jueves 26 de abril, los madrileños pasaron de nuevo por Madrid. En concreto, por Moby Dick Club y acompañados por los sevillanos EMMETT.
A la gente le costó llegar. Tanto, que hubo quien prefirió esperar a Yogures de Coco, perdiéndose a otra gran banda. EMMETT eran los encargados de abrir y, con su particular derroche de energía, supieron hacerlo muy bien. Directos desde Sevilla, llegaron a la capital para generar «Un Incendio Más». Un incendio que acabó con más de uno bailando. Y con ellos bajando del escenario, bailando precisamente con el público.
Entonces, tras la actuación de los sevillanos, llegó el turno de Yogures de Coco. Fue en ese momento cuando la sala comenzó a llenarse de gente. No habría importado la gente, aunque hubiéramos sido «Uno=mil». Porque es que habríamos sido capaces de ir a «La Guerra» si «Ellos» nos lo hubieran pedido. Pero no. Porque su música no inspira eso. Su música es tan luminosa que, tan solo es capaz de trasladarnos a «Valparadiso». Y «Nosotros», que tan solo nos dejamos llevar, vivimos el concierto como si fuera un auténtico «Carnaval».
Justo en el ecuador del espectáculo, apareció «Lascar», que dio paso a una de nuestras canciones favoritas de la banda. El verdadero himno, ese «Himno del Amanecer», que cantamos a pleno pulmón, hasta quedarnos sin voz. Como resultado, así nos quedamos: como «Almas Perdidas» que, reflejadas en «El Espejo», necesitan algún remedio para «Bajar la Fiebre». Aunque quedaba poco tiempo de concierto, conseguiríamos este propósito. Estábamos pasándolo demasiado bien, mejor que nunca.
Al final, entre baile y baile, entre tema y tema, con las canciones en «Le Loop», «La Función» había llegado a su fin. Pero nosotras podríamos haber bailado cuatro horas más.