Kike Tormenta, el «artista inclasificable». Se le ha considerado músico y poeta a partes iguales por todo lo que transmite en sus canciones. Diez años después de iniciar su carrera en solitario, el artista celebra esta década en la Sala Boite de Madrid. Esta noche a las 21.30 horas, Kike Tormenta se sube al escenario y se presenta en una sala, completamente llena de gente.
¿Qué balance haces de estos diez años de carrera?
Kike Tormenta. Llevo diez años en solitario, pero en el mundo musical llevo mucho más. Mi primer concierto fue a los 13 años, tocando la batería. A partir de ahí tuve varios grupos. Pero en plan serio, hace 18 años con el proyecto «Paso a paso». Una vez disuelto este grupo, fue cuando inicié la carrera en solitario.
¿Cómo ha cambiado tu mundo, desde que empezaste en la música?
K.T. No ha cambiado mucho. He cambiado yo por dentro: los planteamientos que tenía, toda mi investigación personal y mi posicionamiento en el suelo. Sí que es cierto que con el tiempo, quiero hacer las cosas mejor. Pero en el momento, pienso que estoy haciéndolo lo mejor posible.
¿Qué hizo que iniciaras tu carrera en solitario?
K.T. El punto de inflexión fue la disolución del anterior proyecto, «Paso a paso», que tenía con mi hermano. Familiarmente, estábamos pasando un momento muy duro y todo ello quedó reflejado en nuestro interior. Entre unas cosas y otras, se decidió dejar el proyecto, pero yo me quedé con unas canciones en el aire que iban a ir para el segundo disco de «Paso a paso». Entonces, tras pensar qué hacer con mi necesidad de escribir, las titulé con el nombre de «Todo o nada» y seguí componiendo, hasta conseguir sacar mi primer LP en solitario, llamado «Despierto de repente». Lo cierto es que tenía mucha rabia dentro y sentía que tenía que «vomitar» de la forma más bonita todos esos sentimientos, en forma de canciones.
¿De ahí que tus canciones tengan ese toque poético?
K.T. Eso me dice la gente, que soy un poeta. Pero nunca he pensado que lo fuera. He hecho canciones sin tener en cuenta nada más. Yo solo hago lo que me sale. Soy autoexigente, pero intento no serlo demasiado, porque a veces, menos es más. Me gustan las palabras sencillas y los mensajes que se entienden fácilmente.
Se te considera un «artista inclasificable» en cuanto a estilo. ¿Huyes de las etiquetas?
K.T. Hablando con mis amigos de broma, yo les decía que hacía «dark pop». Creo que las etiquetas son una tontería, que a su vez nos sirven un poco para encajar las cosas en nuestras cabezas. Pero sí que pienso que los prejuicios están muy a la orden del día, entonces no quería limitar a la gente con ninguna palabra. Quería que la gente viniese y luego decidiera lo que mi música le había hecho sentir. Al fin y al cabo, considero que lo que hago son canciones.
¿Qué visión tiene Kike Tormenta de la música?
K.T. La música traspasa todo tipo de fronteras. La música es como los pájaros, que van volando, surcando todas las fronteras físicas. Creo que las canciones también vuelan y se posan donde mejor se encuentran.
¿Qué supone para ti celebrar tus diez años en solitario en la Sala Boite?
K.T. Supone mucho. Más que una celebración, es un encuentro con la gente que me sigue desde hace tiempo. Para mucha gente, este concierto es importante. Para mí también, pero me gustaría vivirlo más alegre. Será una ceremonia en toda regla.
¿Has preparado alguna sorpresa para celebrar este décimo aniversario en solitario?
K.T. Como broche final de este aniversario, hemos preparado una acción poética única en un lugar muy significativo de la ciudad, el Viaducto de Madrid. Se titula «Diez años. Todo o nada». Se puede encontrar en mis redes sociales y en las de Masquepalabras.org.
¿Tienes algún proyecto nuevo en mente?
K.T. Sí. Estoy metido con el nuevo disco. En acabar este concierto, continuaré con él. Será mi primer disco en un estudio real. Luego tengo algún otro proyecto en mente, que prefiero guardar en secreto.
Para cerrar, ¿qué canciones de la historia te han marcado más?
K.T. Ahora mismo me vienen a la mente, «Where is my mind?» de Pixies, «Quemando tus recuerdos» de Extremoduro y «Lucha de gigantes» de Antonio Vega.