Bienvenidos a Isla Grosa

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Hallazgos fenicios, restos romanos, residencia de piratas, lugar de paso, territorio para navegantes. Así era Isla Grosa, en Murcia. “Ha sido un punto de referencia clave en la Historia de la Navegación”, cuenta Carlota Pérez-Reverte, co-directora del Proyecto Isla Grosa. “La navegación frecuente y la presencia del llamado Bajo de la Campana han hecho que, en diferentes épocas, numerosos barcos se hundieran en este entorno”.

¿Qué es el Bajo de la Campana?

Según las cartas de navegación, al este de Isla Grosa existe una formación calcárea de 100 metros cuadrados, conocida como Bajo de la Campana. Esta zona ha causado multitud de naufragios en diferentes épocas históricas. “El nombre viene dado por una campana que se instaló en el Bajo en el siglo XIX, con el fin de alertar a las embarcaciones de su existencia”, explica Carlota. Hoy en día es un yacimiento, del que ya se han extraído piezas fenicias, púnicas y romanas.

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Las primeras prospecciones

“El pecio del Bajo de la Campana fue localizado en 1958, durante los trabajos de voladura y recuperación de chatarra procedentes de barcos modernos”, cuenta la co-directora del proyecto. “Sobre el año 1959, un grupo de buceadores extrajo 12 colmillos de elefante, que se donaron al Patronato de Arqueología Subacuática de Cartagena en 1979”, continúa. La primera prospección profesional se realizó en 1972, seguida por una segunda en el año 1988. En esta última, se confeccionó la planimetría del yacimiento, o representación a escala del terreno.

Los tesoros aparecidos

La mayoría de los descubrimientos se han encontrado alrededor del Bajo, ya que Isla Grosa y el Farallón están todavía por investigar. Entre los hallazgos, han aparecido un barco fenicio del siglo VII a.C, un barco romano republicano y otro imperial.

En el navío fenicio han encontrado desde colmillos de marfil, con los que elaboraban bienes de prestigio, hasta piezas como quemaperfumes. Además de lingotes de estaño y cobre, peines de madera, ánforas y juegos de ponderales. Como dice la arqueóloga Carlota Pérez- Reverte: “se ha hallado un cargamento, con materias destinadas a convertirse en objetos de lujo para las élites”. Aun así, “los grandes descubrimientos fueron los elementos de vida a bordo: cestas de esparto, piñas para hacer fuego, cuatro cuchillos de marfil, ámbar, agujas, anzuelos…”, explica la co-directora del Proyecto Isla Grosa. “Además, también se encontró un pequeño pedestal de piedra, que posiblemente sirviera para realizar los ritos religiosos necesarios para una travesía segura”, añade.

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Proyecto Isla Grosa

“El problema de Isla Grosa es que no se han hecho trabajos de investigación: no se sabe qué hay o dónde está. Hay hallazgos puntuales y noticias de buceadores, pero se debe cartografiar el fondo para localizar, evaluar, proteger e investigar estos restos”, cuenta Carlota Pérez-Reverte. “Por otra parte, el seguimiento del Bajo ha permitido constatar que hay expolio. En esta zona, tenemos una idea del material que se está perdiendo, pero en el entorno de Isla Grosa, están desapareciendo pedazos de historia que ni conocemos”. Ante esta situación, la pregunta es: ¿no hay ningún modo de impedir el expolio? La arqueóloga explica: “Isla Grosa tiene una serie de figuras legales de protección relacionadas con su medio natural, pero hasta ahora no se ha contemplado ninguna para proteger su patrimonio”. Por eso, este trabajo es tan importante y necesario, “con él solicitaremos la incoación de la isla y sus aguas, como Bien de Interés Cultural”, cuenta Carlota. Según la co-directora, contra la expoliación hay dos caminos: el legal y el de la educación. “Los buceadores que se llevan un asa de ánfora o cualquier otro resto arqueológico a modo de recuerdo, no son conscientes del daño que están haciendo. Mover o sacar un objeto es como alterar la escena de un crimen”.

Financiación

“El proyecto se ha basado en tres pilares: investigación, formación de estudiantes y difusión. Este tercer punto ha sido fundamental para nuestra financiación”, cuenta la arqueóloga Carlota Pérez-Reverte. AdARQUA ha puesto en marcha numerosas actividades complementarias: visitas de buceadores, talleres infantiles, charlas y conferencias. Como dice la co-directora del proyecto: “Los arqueólogos trabajamos para la sociedad, y debemos revertir en ella el resultado de nuestras investigaciones. No sólo mediante la divulgación sino también intentando que las personas sientan suyo el patrimonio y se impliquen en su protección”.

Museo subacuático y yacimiento escuela

Estas nuevas exploraciones traerán consigo, la creación de un museo subacuático. “En la campaña que llevaremos a cabo este año no está prevista la extracción de material. En esta prospección localizaremos, documentaremos e investigaremos los restos”, dice Carlota. ¿Cómo funcionará el museo, entonces? “Lo que haremos será una ruta en un yacimiento arqueológico, como se hace en muchos lugares, solo que en el mar. Hemos colocado una serie de paneles que explican cómo se hicieron las excavaciones y cuentan la historia del pecio fenicio y los restos romanos”, narra la arqueóloga.

Del yacimiento escuela, Carlota Pérez-Reverte dice que es un curso muy práctico, en el que habrá actividades prácticas en tierra y dos inmersiones diarias. “Hemos intentado que sea completo, para que los alumnos aprendan y disfruten”, añade.

“Nuestros principales objetivos son mostrar el valor del patrimonio de Isla Grosa, hacer a la sociedad partícipe y crear un recurso sostenible, cultural y de calidad”, concluye Carlota.

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